martes, 10 de enero de 2012

Todos somos un poco como el elefante de circo.

El elefante de circo no escapa porque ha estado atado a una estaca desde que era muy, muy pequeño. Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza. 
TODOS somo un poco como el elefante de circo: vamos por el mundo atados a cuentos de estacas que nos restan libertad. Vivimos pensando que no podemos hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces como el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: NO PUEDO, NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ.

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